miércoles, 9 de octubre de 2019

La prehistoria

Persépolis, la fastuosa capital del Imperio Persa

Palacios inmensos, jardines paradisíacos, puertas monumentales... La nueva capital construida por Darío I estaba pensada para impresionar a los súbditos del Gran Rey que acudían a rendirle pleitesía y ofrecerle sus tributos.


Persépolis comprende un enorme complejo palacial sobre una terraza monumental que soporta múltiples edificios hipóstilos que tuvieron funciones protocolarias, rituales, emblemáticas o administrativas precisas: audiencias, apartamentos reales, administración del tesoro o recepción. Cerca de la terraza había otros elementos: tumbas reales, altares y jardines. También estaban las casas de la ciudad baja, de la que casi nada visible queda hoy. Muchos bajorrelieves esculpidos en las escalinatas y puertas del palacio representan la diversidad de los pueblos que componían el imperio. Otros consagran la imagen de un poder real protector, soberano, legítimo y absoluto, donde se designa a Jerjes I como sucesor legítimo de Darío el Grande. Las múltiples inscripciones reales en escritura cuneiforme de Persépolis están redactadas en persa antiguo, babilonio o elamita. Están grabadas en varios lugares del sitio, destinadas a los mismos fines y especifican qué reyes ordenaron el levantamiento de los edificios.

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